Jesús
estaba expulsando a un demonio que era mudo. Apenas salió el demonio,
el mudo empezó a hablar. La muchedumbre quedó admirada, pero algunos de
ellos decían: "Este expulsa a los demonios por el poder de Belzebul, el
Príncipe de los demonios". Otros, para ponerlo a prueba, exigían de él
un signo que viniera del cielo. Jesús, que conocía sus pensamientos, les
dijo: " Un reino donde hay luchas internas va a la ruina y sus casas
caen una sobre otra. Si Satanás lucha contra sí mismo, ¿cómo podrá
subsistir su reino? Porque –como ustedes dicen– yo expulso a los
demonios con el poder de Belzebul. Si yo expulso a los demonios con el
poder de Belzebul, ¿con qué poder los expulsan los discípulos de
ustedes? Por eso, ustedes los tendrán a ellos como jueces. Pero si yo expulso a los demonios con la fuerza del dedo de Dios, quiere decir que el Reino de Dios ha llegado a ustedes.Cuando
un hombre fuerte y bien armado hace guardia en su palacio, todas sus
posesiones están seguras, pero si viene otro más fuerte que él y lo
domina, le quita el arma en la que confiaba y reparte sus bienes.
El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama".
'Cuando
el espíritu impuro sale de un hombre, vaga por lugares desiertos en
busca de reposo, y al no encontrarlo, piensa: "Volveré a mi casa, de
donde salí". Cuando llega, la encuentra barrida y ordenada. Entonces va a
buscar a otros siete espíritus peores que él; entran y se instalan
allí. Y al final, ese hombre se encuentra peor que al principio'.
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